La hostelería local potencia la marca "minera y flamenca" de La Unión

La Unión, 02 de marzo de 2011. La hostelería de La Unión no quiere dejar pasar el gran tirón turístico del Parque Minero, con más de 30.000 visitas en sus primeros seis meses, y del Cante de las Minas, para potenciar su relación con el patrimonio histórico y cultural unionense, por ello cada vez hay más empresarios que adoptan la marca "Minera y Flamenca" y agudizan el ingenio como reclamo para sus locales.

Así, es habitual ver cómo algunos restaurantes y bares se hacen eco del imaginario minero en su diseño interior, con vagonetas, castilletes o carburos; de la puesta en escena flamenca, con mantillas, fotografías de cantaores y de artistas, o botelleros y biombos con forma de guitarra; y de la tradición gastronómica, con la recuperación de platos y bebidas de la época con mayor auge minero.

Un ejemplo de esa visión está en La Venta 'El Descargador', representante de la minería desde sus inicios, cuando sólo era una tienda a la que acudían los mineros llegados en el 'Tren Chicharra' para descansar junto a un chato de vino, y que ahora llena sus comedores con los clientes llegados en autobuses turísticos procedentes del Parque Minero.

"Hemos apostado fuerte, pues con el Parque Minero el negocio ha mejorado mucho", explican los propietarios, Isabel Giménez y Jacinto Navarro, que no han dudado en introducir decoración con motivos flamencos; elaborar platos como la 'ensalada vagoneta'; o sacar provecho a la prohibición de fumar en locales instalando una terraza y un toldo donde reza "La Unión, Minera y Flamenca".

Un toldo que luce también el Bar 'Herrerías' en una de las arterias más transitadas del municipio, la calle Mayor, y cuyo dueño, Gregorio García, considera "una muy buena forma de darse a conocer algo más", aunque añade que "aquí siempre hemos hecho gala de nuestro pasado flamenco homenajeando al cantaor Eleuterio Andreu, ganador de la Lámpara Minera en 1964 y abuelo de mi esposa".

Por su parte, el Mesón 'Nueva California' de Miguel Ángel Albaladejo evoca el apodo que recibió la emergente ciudad de La Unión en las postrimerías del siglo XIX, alusión a una era de progreso y cazadores de fortunas que queda plasmada en interiores plagados de carburos, llaves, martillos, castilletes y colecciones de minerales, aderezados con estructuras en madera que le dan un toque especial.

Como especial es el "simpático minero" que Albaladejo ha recuperado y que los mineros "solían beber antes de ir a trabajar, caliente, cargado de anís y con un diente de ajo porque les quitaba en hambre", explica. Un licor de la tierra cuyo nombre ha registrado ante la gran demanda que despertó entre los visitantes de Madrid y Sevilla durante el último Festival del Cante de las Minas.

APOSTAR POR LA DIFERENCIA

Pero si hay un lugar que rezuma tradición y modernidad a un tiempo, ése es el restaurante 'El Vinagrero', el único en la Región que pertenece al Círculo de Restaurantes Centenarios de España y cuyo gerente, Fernando Martínez, aplaude la iniciativa de los hosteleros unionenses, si bien asegura que "lo único que hará que la gente venga a La Unión todo el año es apostar por la diferencia".

"La Unión es diferente, con paisajes que no encuentras en otros sitios, una gran cultura con muchos pintores y artistas, una idiosincrasia que hay que vender, transmitir", señala Martínez, para quien "es muy difícil atraer a clientes de fuera sólo con la oferta de cafetería o barra; sólo cuando tengamos una restauración de calidad la gente vendrá para hacer rutas y pasear por nuestras calles".

En el caso de 'El Vinagrero', la diferencia también está en el diseño de sus interiores, donde el visitante puede disfrutar de vagonetas mineras en la barra de la cafetería; de paredes plagadas de imágenes históricas; un castillete en el ventanal de la cocina; un biombo con forma de guitarra en el restaurante; o una decoración donde destacan serigrafías de los carteles flamencos del Cante de las Minas.

Precisamente ahí, en el arte flamenco, es donde busca la diferencia el empresario Antonio Rabal para su restaurante 'Castillete', bajo las faldas del mítico Cabezo Rajao, y es que entre sus proyectos está la puesta en marcha de "Noches Flamencas", toda una iniciativa cultural para recuperar el espíritu de los antiguos cafés cantantes que, de hacerse realidad, tendría un marco incomparable y una cantera de artistas que empieza ya a forjarse en la Escuela de Arte Flamenco.

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